Lleva días lloviendo. A veces la lluvia cae sobre los edificios como una manta, como si estuvieran tirando baldes desde el cielo, y en otras ocasiones, como hoy, es como si un niño estuviera jugando, montado en una nube, a regar los árboles que hay debajo.
Es una lluvia simpática, una lluvia niña, juguetona, que deja gotas claramente diferenciadas sobre la terraza, redondas como el confeti. Una lluvia que te dan ganas de recibir con un paraguas colorido, mientras el sol está en pleno rifirrafe con las nubes para que le dejen ver cómo se presenta el día para los habitantes de esta ciudad.